Entendiendo las definiciones.
- philosophiakoons
- 14 may
- 16 Min. de lectura
Las palabras tienen un rol fundamental en nuestras vidas. Las usamos para describir, pensar, amar, odiar, enseñar, orar y combatir el error. Muchas veces sabemos claramente las definiciones que tienen estas palabras, otras veces tenemos una vaga idea de ello. Pero pocas veces nos detenemos a preguntar: ¿qué significa realmente definir algo? ¿Qué hacemos cuando damos una definición? ¿Estamos descubriendo una verdad esencial o imponiendo un acuerdo práctico? ¿Importan las definiciones si quiera?
Trataré de responder a estas preguntas en este articulo.
Diferentes tipos de definiciones.
Comencemos dejando algo claro: no todas las definiciones son del mismo tipo. Las definiciones cumplen distintas funciones, y su naturaleza varía según el propósito que buscan alcanzar. Existen múltiples clases de definiciones, y cada una debe evaluarse con criterios específicos, en función de sus propios objetivos.
Una definición será buena o mala dependiendo de qué tipo sea y de si cumple efectivamente con lo que ese tipo de definición pretende lograr. Entre los tipos más comunes encontramos: nominales, reales, estipulativas, descriptivas, explicativas, ostensivas y léxicas [1].
Comenzaremos explorando las definiciones nominales y reales.
Definiciones nominales y reales.
Una manera que considero especialmente útil para caracterizar estas definiciones es la que propone el filósofo Edward Feser en uno de sus escritos:
"Una definición nominal pretende captar cómo utiliza la gente una determinada palabra, mientras que una definición real pretende captar la naturaleza de la realidad a la que se refiere la palabra" [2].
Creo que esta distinción es bastante clara: para conocer la definición real de X, uno debe investigar la cosa —o las cosas— que realmente son señaladas por ese término. Es decir, no basta con saber cómo se usa la palabra; es necesario estudiar la realidad que pretende nombrar. Para descubrir la definición nominal, hay que investigar el significado y uso que le dan las personas a X. Aquí nos limitamos a describir que entienden las personas por X y cómo utilizan X.
Para poner un ejemplo claro, consideremos el término “bien”, tan central en la filosofía, la moral y la teología. Una definición nominal del bien podría ser algo como: “lo que las personas aprueban, desean o consideran valioso”. Esta definición intenta capturar cómo se usa la palabra “bien” en contextos cotidianos o sociales. Es útil para describir patrones de habla o creencias culturales, pero no nos dice qué es el bien en sí mismo. No nos dice lo que realmente es el bien.
En cambio, una definición real del bien busca responder a la pregunta: ¿Qué es el bien en esencia? Aquí se podrían presentar los distintos intentos en filosofía de capturar lo que el bien es en sí, independientemente de cómo lo usemos el termino o lo entendamos comúnmente. Algunos podrían decir que el bien es “aquello que perfecciona la naturaleza de un ser según su finalidad”; otros, que es “una realidad trascendente que fundamenta la existencia y nos da prescripciones (ordenes) sobre como actuar”; o bien que el bien no posee una esencia objetiva, y es simplemente “una forma de expresar una emoción o actitud, como decir ‘¡hurra por esto!’”. Estos son solo algunos ejemplos que no pretenden ser representaciones fieles de posturas en ética, mas que nada por motivos de espacio.
Con esto no quiero decir que estas definiciones del bien ignoren completamente cómo se usa el término en el lenguaje común, sino que su objetivo va más allá: buscan responder a una pregunta más profunda, relacionada con descubrir la naturaleza (si es que la tiene) de aquello que designamos con la palabra bien.
Definiciones de diccionario o léxicas.
No todas las definiciones nominales son del mismo tipo, no todas buscan el mismo objetivo. Las definiciones léxicas, o de diccionario, son informes de uso común (o usos) [3]. El objetivo de los diccionarios es ofrecer definiciones que contengan información suficiente para comprender el término.
Es un hecho que los usuarios de la lengua comprendemos y utilizamos una infinidad de frases que contienen un término cuando se nos da una pequeña cantidad de información sobre él. Cómo ocurre esto exactamente es un gran misterio. Pero ocurre, y los diccionarios se aprovechan de ello. Tenga en cuenta que las entradas de los diccionarios no son únicas. Distintos diccionarios pueden ofrecer información diferente y, sin embargo, ser igual de eficaces a la hora de explicar el significado de los términos.
Entonces lo que buscan estas definiciones es informarnos del uso común (de como la gente usa una palabra) dandonos una cantidad suficiente para comprender el termino. Estas definiciones son correctas o incorrectas dependiendo de sobre si informan o no con precisión sobre el uso común. Además, si el diccionario es publicado por una prestigiosa firma y es compilado por expertos y lexicógrafos respetados, entonces las definiciones son normativas (o regulatorias): las definiciones léxicas informan y regulan el uso común.
Una cosa que vale la pena señalar es que las definiciones que los filósofos a menudo buscan no son del tipo de definiciones que encuentras en un diccionario.
Cuando un epistemólogo busca una definición de "conocimiento", no está buscando una buena entrada de diccionario para la palabra 'conocer'.
Los objetivos de los filósofos al definir un término y los objetivos de los diccionarios al definir un término son radicalmente distintos, aunque a veces podamos encontrar definiciones filosóficas en un diccionario.

Definiciones estipulativas.
Una definición estipulativa es cuando asignamos un significado a un término, generalmente nuevo o con ambigüedad previa, para dejar en claro cómo lo usaremos en una discusión, argumento o teoría. No estamos diciendo cómo se usa el término normalmente, ni qué es la cosa que designa; simplemente estamos estableciendo una convención.
“Por ‘agente racional’ entenderé, en este texto, cualquier ser capaz de deliberar y actuar conforme a razones.”
Aquí no se pretende definir cómo se usa el término en todos los contextos, sino simplemente aclarar qué significará dentro del texto. Otros ejemplos puede ser:
En este libro, utilizaré el término "implica" estrictamente en este sentido: decir que "X implica Y " es decir que "Y se sigue lógicamente de X". En este libro no se utilizarán otros usos comunes, como, por ejemplo, cuando se dice "Un fuerte ataque de gripe implica unos días de reposo en cama".
“Por ‘pobreza extrema’ entenderemos, en este informe, vivir con menos de 1.90 dólares al día.”
No es que sea el único uso legitimo de "pobreza extrema", simplemente se dice como se entendera el termino dentro del informe, es útil para los fines especificos de dicho informe.
El lenguaje natural es impreciso, y muchas palabras tienen múltiples sentidos o connotaciones. Al estipular un significado, dejamos en claro qué queremos decir exactamente, y reducimos malentendidos.
Otra cosa es que no se puede decir que una definición estipulativa es “falsa”, ya que no hace afirmaciones sobre la realidad ni sobre el uso común: solo establece una convención útil. Sin embargo, esto no significa que esté exenta de problemas lógicos o conceptuales. Una cosa es que no haga una afirmación metafísica (sobre la realidad)—y por eso no pueda ser “falsa” en este sentido—, y otra muy distinta es que no pueda introducir incoherencias internas en el lenguaje o en una teoría.
Veamos un ejemplo:
Supongamos que introduzco la siguiente definición estipulativa:“ramanda” =df “una casa sin paredes”.
A simple vista, parece una definición inocente. Pero si ya tenemos, en nuestro idioma, una definición previa para "casa", como:
“casa” significa, por definición, “un domicilio techado con cuatro paredes”,
entonces el término “ramanda” se vuelve internamente contradictorio: implica algo que tiene y no tiene paredes al mismo tiempo. Si luego dijera: “Jim ha construido una ramanda”, se podría inferir lógicamente que Jim ha construido algo que tiene cuatro paredes y al mismo tiempo no tiene ninguna, lo cual es una contradicción formal.
Por lo tanto, una definición estipulativa puede ser conceptualmente defectuosa, incluso si no es falsa en el sentido antes mencionado. Cada vez que introducimos un nuevo término por estipulación, corremos el riesgo real de generar incoherencias en nuestro lenguaje o teoría, especialmente si no consideramos las cargas semánticas previas de los términos involucrados.
Entonces si bien, las definiciones estipulativas no son verdaderas ni falsas, porque no hacen afirmaciones sobre el mundo, sino que son más bien convenciones lingüísticas. Si una definición estipulativa contiene o implica una contradicción lógica, entonces sí podríamos decir que es inválida, ilógica, o semánticamente incoherente.
Definiciones descriptivas.
Las definiciones descriptivas tienen como propósito explicar el significado de un término X de acuerdo con su uso común, tal como se encuentra en el lenguaje ordinario. Por ello, cuando los filósofos ofrecen una definición —por ejemplo, del término “conocimiento”—, si esta no se ajusta al uso habitual, esto puede ser ser usado como contraejemplo.
Las definiciones descriptivas, al igual que las estipulativas, precisan el significado, pero también pretenden adecuarse al uso existente.
Ahora bien, una definición descriptiva no tiene por qué limitarse a lo que aparece en un diccionario: puede incluir elementos conceptuales adicionales que enriquezcan o aclaren el sentido común del término, siempre y cuando se mantenga fiel a su núcleo de uso. En ese sentido, cuando alguien ofrece una definición que busca capturar cómo usamos una palabra en la práctica, y además profundiza en su significado conceptual, puede decirse que está dando una definición descriptiva en sentido filosófico.
Definiciones explicativas.
Una definición explicativa (o explicación, en el sentido técnico que usó el filósofo Rudolf Carnap) no es solo una descripción del uso común de una palabra ni simplemente una convención arbitraria que uno decide (como una definición estipulativa). En cambio, una definición explicativa intenta:
Mejorar una idea que ya usamos, pero que puede ser confusa o imprecisa.
Enfocarse en lo esencial del concepto, aunque eso signifique cambiar o dejar fuera algunos aspectos de cómo se usaba antes.
Servir para un propósito específico, dentro de una teoría o un contexto.
Una explicación pretende respetar algunos usos centrales de un término, pero estipula otros. La explicación puede ofrecerse como una mejora absoluta de un concepto imperfecto ya existente. O puede ofrecerse como un "buen significado" del término en un contexto específico para un fin concreto. [5]
No es repetir lo que la palabra significa, ni inventarse un nuevo significado, sino proponer una versión más clara y útil de esa palabra para fines específicos.
Un ejemplo claro de esto es el triángulo. Supongamos que en la vida diaria decimos que un triángulo es "una figura con tres lados". Pero en geometría, para trabajar con precisión, los matemáticos podrían dar una definición explicativa más técnica:
Un triángulo es una figura plana limitada por tres segmentos de línea recta que se intersecan en tres puntos no colineales.
Esta definición es más precisa y útil para trabajar en teoría geométrica, aunque no sea exactamente lo que dice un diccionario o lo que usamos en el habla común. Eso es explicitar el concepto: hacerlo más claro, más riguroso, y más útil para el propósito del área.
Entonces podemos decir que:
No importa tanto cómo usamos la palabra antes.
Importa que la nueva definición funcione bien para nuestros fines.
Aunque deje fuera algunos significados comunes, puede seguir siendo válida.
No es un error para la definición explicativa que ignoremos algunos significados del uso comun, porque el objetivo no es exponer el uso común, sino mejorar la comprensión o hacer el concepto más útil en cierto contexto (como en ciencia, filosofía o matemáticas).
Definiciones ostensivas.
A veces, definimos términos no mediante palabras, sino señalando directamente aquello a lo que nos referimos. Levantar un objeto, apuntar con el dedo o mostrar una característica de nuestro entorno son ejemplos típicos de lo que se conoce como definición ostensiva.
Este tipo de definición funciona especialmente bien con palabras simples o concretas, cuando estamos enseñando a hablar a un niño, o explicando el significado de una palabra extranjera a través de ejemplos perceptibles.
Por ejemplo, si alguien pregunta qué significa “rojo”, podríamos simplemente señalar una manzana y decir: “esto es rojo”.
Podemos pensar que la experiencia presenta al sujeto una porción restringida del mundo. Esta porción puede servir como punto de evaluación para las expresiones de una definición ostensiva.
Supongamos que el contexto de la conversación hace que destaque un perro entre varios que son visibles. Entonces se puede introducir el nombre 'Freddie' mediante la estipulación "que este perro se llame 'Freddie'". Por otro ejemplo, supongamos que se está mirando una rama de un arbusto y se introduce estipulativamente el nombre 'Charlie' así: "que el insecto de esa rama se llame 'Charlie'". Esta definición puede fijar un referente en "Charlie" aunque haya muchos insectos en la rama. Si su experiencia visual le presenta sólo uno de estos insectos (por ejemplo, porque los demás son demasiado pequeños para ser visibles), entonces ese insecto es la denotación de su uso de la descripción "el insecto de esa rama"[6].
Sin embargo, es útil ampliar el concepto de ostensión más allá de lo puramente visual.
Aunque solemos pensar en mostrar objetos con la vista, la ostensión también puede darse a través de otros sentidos:
Olfato: al hacer oler un limón y decir: “esto huele a cítrico”.
Oído: al tocar un acorde en el piano y decir: “esto es disonancia”.
Gusto: al dar a probar un alimento y decir: “esto es picante”.
Lo importante no es el canal sensorial, sino el acto de dirigir la atención del otro hacia una experiencia concreta que ilustre el significado del término.
Es evidente que la definición por ostensión es limitada. La definición por ostensión se restringe a términos cuyas extensiones incluyen miembros que existen en la actualidad o en un futuro muy próximo y que, además, se encuentran en las inmediaciones de uno.
La definición por ostensión, aunque poderosa en ciertos contextos, tiene límites importantes:
Requiere proximidad temporal y espacial: No puedo definir “iceberg” por ostensión si estoy en el desierto.Tampoco puedo definir “paloma viajera” por ostensión, porque se extinguió en 1914.
Depende de la experiencia previa y del contexto: Si muestro una nube y digo “esto es cúmulo”, necesito que el interlocutor tenga alguna noción del lenguaje y del contexto meteorológico.
No sirve para conceptos abstractos o técnicos: No puedo definir “justicia” o “Dios” simplemente señalando algo.
Puede ser ambigua: Si señalo una flor y digo “esto es lindo”, no está claro si me refiero al color, a la forma, al olor o a toda la flor.

Profundizando un poco más.
Muchas definiciones estipulativas, descriptivas y explicativas pueden ser expresadas de la siguiente manera:
1) X … =df …
Esto indica que el término X se define como la expresión que sigue. Podemos ver el siguiente ejemplo:
Perro =df mamífero domesticado que ladra.
Aquí, “Perro” es el definiendum y “mamífero domesticado que ladra” es el definiens. El símbolo “=df” indica que estamos frente a una definición. El termino a ser definido es lo que llamamos "definiendum" y la explicación o significado propuesto llamado "definens"
Una vez explicado esto podemos entender mejor algunos criterios para las definiciones.
Criterios para las definiciones estipulativas.
¿Qué criterios se deben cumplir para que una definición estipulativa sea valida y legitima?, bueno, se pueden señalar 2 criterios que segun autores como Anil Gupta y Stephen Mackereth rigen a todas las definiciones estipulativas [7].
1) Criterio de Conservación (Conservativeness):
Este criterio dice que una definición no debería permitirnos afirmar cosas nuevas sobre el mundo que no podíamos decir antes solo por haber definido un término. Supongamos que digo:
“Luna =df objeto que está hecho de queso”
Y luego concluyo:
“Por lo tanto, la luna está hecha de queso.”
Eso sería absurdo, ¿no? No podemos introducir una definición y usarla para “probar” algo que antes era falso o incierto. La definición no puede funcionar como una forma de fabricar verdades nuevas.
Esto podría entrar en tensiones con lo que para algunas personas es una prueba de la existencia de Dios:
"Dios" significa por definición "el existente, omnisciente, todopoderoso y amoroso creador del mundo". De la propia definición de "Dios" se deduce que Dios existe. Por lo tanto, Dios existe.
Tal y como señala Norman Swartz:
Sencillamente: no podemos legislar sobre la existencia de cosas que no existen. Esto no quiere decir que Dios no exista, sino que, si existe, no es porque hayamos inventado una definición [8].
2) Criterio de Uso (Use Criterion):
Este segundo criterio dice que la definición debe fijar cómo se usa el término que hemos definido. En otras palabras, si introduces una nueva palabra (o usas una vieja de forma técnica), la definición debería indicarnos exactamente cómo debemos usarla en cada oración o contexto donde aparezca.
Imagina que defino:
*“nublar” =df cuando el cielo está cubierto de nubes.”
Eso debería ayudarme a entender cómo usar “nublar” en frases como: “Hoy va a nublar” o “Si nublara mañana, no saldré”.
Pero si luego me encuentro con:
“Él estaba nublado por dentro”(no hablando del clima, sino de sus pensamientos)
Entonces ya no está claro si la definición sirve. La definición debe aclarar todas las formas legítimas de usar el término, al menos dentro del contexto donde fue introducida.
Fundamentos de la concepción tradicional de las definiciones.
A lo largo de la historia de la lógica y la filosofía, se ha desarrollado una visión tradicional sobre qué es una definición y cómo debe funcionar. Según Anil Gupta y Stephen Mackereth esta visión se basa en tres ideas principales:
1) La definición como identidad generalizada:
La primera idea es que una definición equivale a una identidad, es decir, que lo definido y su explicación son intercambiables en un sentido lógico. Esto permite aplicar dos reglas básicas:
Eliminación del definiendum: si tienes el término definido, puedes reemplazarlo por su definición. Ejemplo: si definimos triángulo =df figura de tres lados, entonces cada vez que veas triángulo puedes escribir “figura de tres lados”.
Introducción del definiendum: si tienes la definición, puedes reemplazarla por el término definido. Ejemplo: si ves “figura de tres lados”, puedes escribir “triángulo”.
2) Primacía de lo sentencial (el lenguaje de fórmulas)
La segunda idea es que las definiciones solo tienen sentido en contextos donde los términos aparecen en proposiciones completas —es decir, en oraciones, fórmulas o argumentos. No basta con conocer la palabra: hay que saber cómo se usa en afirmaciones.
“Comprender un término definido implica comprender cómo se usa en proposiciones completas que lo contienen.”
En este sentido, si quiero explicar qué significa “triángulo”, no basta con decir qué es. Debo mostrar cómo funciona dentro de oraciones como:
“Todo triángulo tiene tres lados.”
“Si una figura es un triángulo, entonces es un polígono.”
Estas oraciones completas se llaman fórmulas. Para la visión tradicional, entender el uso de un término es entender su papel dentro de este tipo de fórmulas.
[...] -la primacía de lo sentencial- tiene su origen en la idea de que los usos fundamentales de un término son la aserción y la argumentación: si entendemos el uso de un término definido en la aserción y la argumentación, entonces comprendemos plenamente el término.
3) Reducción: explicar términos nuevos a través del lenguaje base
La tercera idea es que cuando introduces un término nuevo en un lenguaje (llamado lenguaje expandido), debes ser capaz de reducir cualquier oración que lo contenga a una oración equivalente en el lenguaje original (el lenguaje base, o ground language).
Esto se llama el criterio de eliminabilidad. Según esta idea, no puedes simplemente lanzar términos nuevos sin poder explicar cómo se traducen sus oraciones a un lenguaje base (el leguaje que carece de tu termino definido).
Supongamos que defines un nuevo predicado Gx =df x > 3 & x < 10.
Según la visión tradicional, si luego tienes una fórmula como ∀x Gx, debes poder traducirla a:
∀x (x > 3 & x < 10)
Es decir, toda oración que contenga “G” debe poder escribirse sin usar “G” y usando el lenguaje base.
Condiciones necesarias y suficientes.
A veces se considera que definir un termino X es brindar las condiciones necesarias y suficientes de X, ¿qué significa esto? Bueno, podemos explicarlo de la siguiente manera.
"X es una condición suficiente para Y" =df "el presencia (/existencia /verdad) de X garantiza la presencia (/existencia /verdad) de Y".
"X es una condición necesaria para Y" = df "el La ausencia (/inexistencia /falsedad) de X garantiza la ausencia (/inexistencia /falsedad) de Y".
Entonces supongamos que quiero definir "silla", entonces debo buscar el conjunto de condiciones o características que algo debe tener para que ese algo cuente como silla. Es decir que si algo de esta definición falta entonces eso no es una silla. Y que esta definición me garantice que todas las sillas entraran en ella. Es decir que la definición no meta cosas que no son sillas y que todas las sillas estén dentro de esta definición. Entonces supongamos que defino silla como "algo en lo que la gente se sienta", esta definición establece una condición necesaria, es decir que si no te puedes sentar en ello no es una silla (aunque alguien puede decir que no, igual eso no es lo importante aquí). Pero esto no es suficiente, ya que puedes tener algo en lo que la gente se sienta sin tener a su vez una silla, por ejemplo un inodoro es algo en lo que la gente se sienta, pero un inodoro no es una silla.
No hace falta tener una definición completa de algo, para conocer ese algo.
Algo importante que debemos mencionar es que no se necesita tener una definición de X, para poder conocer X [9]. El ejemplo más claro es el que pusimos antes sobre las sillas. Realmente no conozco a nadie que haya definido silla en el sentido de brindar todas las condiciones necesarias y suficientes para que algo cuente como silla, pero no me atrevería a decir que ellos no saben lo que es una silla. Pero esto no solo pasa con el termino silla, también tenemos términos mucho más relevantes como: "filosofía, ciencia, arte, persona, etc.". Con esto no quiero decir que no puedan existir estas definiciones, o que no haya intentos plausibles de definir estos términos, sino que no hace falta que alguien sepa definirlos para reconocer ejemplos de estas cosas.
Alguien podría señalar que conocemos estas cosas por definiciones ostensivas, y puede tener razón para algunos de estos conceptos. Pero me parece que para definiciones de cosas como "justicia o Dios" es complicado decir que las conocemos por definiciones ostensivas, y no dudaría en que muchas de las personas que no saben definir a Dios saben que es Dios.
¿Por qué importa definir nuestros términos?
Como hemos mencionado antes, y es un hecho en el que vale la pena pensar, es que podemos entender y usar un termino, usarlo correctamente, aunque no podamos definirlo. Nuestra capacidad de definir términos viene más bien tarde en nuestras habilidades lingüísticas. Los niños hablan, y saben lo que de los que hablan, aunque no pueden definir ni uno solo de los términos que utilizan. El uso y la comprensión de una lengua no implica ser capaz de definir sus términos.
Dado este hecho, uno podría preguntarse, ¿para qué molestarse con las definiciones? La respuesta, en pocas palabras, es que el lenguaje es una herramienta, y sus usos pueden ser ampliados y mejorados. Aquí la definición juega un papel; Nos permite mejorar nuestro uso del lenguaje.
Las definiciones nos permiten aumentar nuestro vocabulario e introducir a otras personas en el significado y uso de palabras nuevas. También nos ayudan a reducir la ambigüedad y la vaguedad. A veces estos términos se confunden pero son distintos:
La vaguedad aparece cuando un término tiene bordes difusos: por ejemplo, ¿cuando algo vale como pesado, alto, sabroso, etc.?
La ambigüedad ocurre cuando una palabra puede tener más de un sentido: por ejemplo, “ratón” puede referirse al animal o al dispositivo que se conecta al ordenador.
Reducir la ambigüedad es sumamente importante a la hora de argumentar y la reducir la vaguedad es importante al trazar limites a temas importantes. Quizás no sea relevante saber exactamente cuanto debe medir una persona alta, pero sin duda es importante saber donde esta el limite entre un acto moral y uno inmoral.
Claramente las definiciones deberían importarle al cristiano, porque el cristianismo es una fe que se comunica con palabras. La claridad doctrinal no es un lujo académico, sino una forma de respeto al misterio de Dios y a la inteligencia de quien escucha o estudia. Si no definimos con cuidado qué entendemos por “gracia”, “fe”, “naturaleza humana” o “redención”, fácilmente caeremos en malentendidos que afectan toda la comprensión del mensaje cristiano.
Queremos presentar correctamente a Dios a las personas que no le conocen, para presentarlo como es debido, debemos cuidar nuestras palabras y saber definir adecuadamente los términos relevantes para evangelizar.
Gracias por leer, Dios los bendiga.
Referencias:
[?] Una fuente importante para este articulo fue esta
Este articulo esta principalmente basado en la entrada "Definitions" de la enciclopedia de Stanford escrita por Anil Gupta y Stephen Mackereth.
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